Los partidarios del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se manifiestan frente a la Policía Federal donde todavía está detenido en Curitiba, estado de Paraná, Brasil. AFP


¿Libre o preso? El expresidente Lula da Silva, que cumple una pena de 12 años y un mes de prisión por corrupción, quedó en el medio de un embrollo judicial este domingo con órdenes y contraórdenes para su liberación que dejan a Brasil en una confusión total.

El líder de la izquierda, favorito para las elecciones presidenciales de octubre pese a que su candidatura debería ser invalidada, podría salir de la cárcel a la brevedad después de que un juez de apelaciones volviera a emitir una orden para su liberación que previamente fue cancelada.

Sin claridad sobre si hace falta una nueva anulación, la orden que en estos momentos "está valiendo" es la del juez Rogério Favreto, de guardia este domingo en el TRF4, la corte de apelaciones de Porto Alegre (sur) que en enero ratificó y amplió la condena del expresidente (2003-2010) dictada por el juez Sergio Moro en julio de 2017, dijo la asesoría de prensa del tribunal.

Después de haber sorprendido a los brasileños esta mañana con una orden de liberación que acabó siendo anulada por el juez relator del caso en TRF4, Favreto volvió a la carga y pasadas las 16H00 locales ordenó "el inmediato cumplimiento de la medida de liberación en el plazo máximo de una hora".

Sin embargo, ese plazo se cumplió sin que se conociera que Lula hubiera salido de prisión.

El juez ordenó la liberación del expresidente al aceptar una demanda de Habeas Corpus presentada el viernes por varios diputados del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), al que la prensa asegura que estuvo afiliado de 1991 a 2010.

"¡Lula Libre ya!", se leía la cuenta en Twitter del exmandatario, mientras unos 500 seguidores se concentraban a las puertas de la sede de la Policía Federal en Curitiba (sur) donde está preso, exigiendo su salida.

También empezaron a concentrarse manifestantes en su bastión en el cinturón obrero de Sao Paulo.

- Moro, sin descanso -

La nueva orden de liberación se dio después de que el juez Joao Pedro Gebran Neto, encargado de la operación anticorrupción Lava Jato en el TRF4, emitiera un despacho que anulaba la primera y emplazaba al juez de guardia y a la Policía Federal de "abstenerse de practicar cualquier acto que modifique la decisión colegiada" del tribunal tomada en enero.

Gebran Neto actuó después de ser interpelado oficialmente por el juez Sergio Moro, que está de vacaciones, pidiéndole que como "relator natural del caso" tomara cartas en el asunto para "revocar" la medida.

"El juez federal de guardia, con todo el respeto, es una autoridad absolutamente incompetente para sobreponerse a la decisión del colegiado" del TRF4 y también "del plenario del Supremo Tribunal Federal", que ya negó la liberación de Lula recientemente, adujo Moro en su despacho.

La Fiscalía General también pidió a la corte de apelaciones suspender la concesión del Habeas Corpus por considerar que el juez Favreto no tiene competencia para liberar a Lula y que no hubo ningún acto "ilegal" en la orden de prisión decretada por Moro.

- "¡Lula libre!" -

Las bromas ante toda esa confusión no se hicieron esperar.

"Después de ser suelto, preso, suelto y preso de nuevo en tres horas, la Policía Federal instala una puerta giratoria en la celda de Lula", ironizaba el portal humorístico Sensacionalista.

Entretanto, los mensajes de júbilo de figuras destacadas del PT en la mañana pasaron a ser de descalificación de los jueces "de vacaciones" una vez suspendida la orden y, ahora, de exigencia del cumplimiento de la liberación.

"Y ahí, Policía Federal?! Vas a cumplir el mandato o vas a continuar haciendo enredo, coludida con ese escarnio judicial? ¿Con ese ataque a la democracia y al estado democrático de derecho?! Tienen menos de una hora", proclamó la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, en Twitter.